La Tierra y todos los organismos vivos que hay en ella cambian constantemente. Pero, ¿hay alguna forma de detectar si estos cambios se están produciendo a un ritmo anormal? ¿Cuáles son las consecuencias de estos cambios para los organismos afectados?
Un equipo internacional de investigadores que incluye a científicos de la Friedrich-Alexander-Universität Erlangen-Nürnberg (FAU) ha desarrollado un método para detectar tales desarrollos y rastrear cómo se forman los nuevos ecosistemas. Han publicado sus hallazgos en la revista especializada Science.
Los cambios en el medio ambiente son cada vez más evidentes debido al cambio climático. Las temperaturas están subiendo, o no llueve en absoluto o cae en fuertes tormentas. Estos cambios tienen un efecto sobre los ecosistemas y las condiciones de vida de los organismos dentro de ellos. Si las condiciones dentro de estos ecosistemas se vuelven demasiado desfavorables para los organismos individuales, migran o incluso se extinguen. Al mismo tiempo, surgen nuevos nichos ecológicos que otras especies pueden poblar o se crean nuevas especies. «El problema es saber en qué punto podemos decir que es un nuevo ecosistema», explica el profesor Wolfgang Kießling de la Cátedra de Investigación Paleoambiental de FAU. «Ahora hemos desarrollado un método que nos permite distinguir tales eventos del ruido de fondo normal».
¿Cuándo es un nuevo ecosistema?
Los científicos consideran que un ecosistema es nuevo si los cambios extremadamente rápidos en la variedad de organismos que lo contienen conducen a un estado que antes no existía. La velocidad a la que ocurren los cambios es extremadamente importante. Los ecosistemas siempre están cambiando hasta cierto punto. Los cambios significativos solo ocurren por encima de un cierto límite, por ejemplo, los causados por el cambio climático provocado por el hombre. Los científicos ahora pueden determinar con precisión este límite utilizando estadísticas.
La creación de nuevos ecosistemas es riesgosa para las especies involucradas
Los tiempos de mayor cambio son extremadamente dinámicos y plantean desafíos especiales para las especies involucradas. Wolfgang Kießling y sus colegas probaron con éxito su método en ecosistemas fósiles de un período de más de 66 millones de años y sus resultados son alarmantes. El riesgo de extinción durante esos períodos dinámicos de cambio es de dos a cuatro veces mayor que en condiciones normales. Al mismo tiempo, sin embargo, existe una mayor posibilidad de que se creen o migren nuevas especies. «Siempre se han producido cambios en los ecosistemas y seguirán haciéndolo», continúa Kießling. «En términos de protección del medio ambiente, por lo tanto, es importante no evitar los cambios en general, sino intentar orientarlos en una dirección que no tenga un mayor riesgo de extinción».
Fuente: la Universidad de Erlangen-Nuremberg