Los gobiernos de México y la Argentina firmaron un acuerdo para crear la Agencia Latinoamericana y Caribeña del Espacio (ALCE). Esta iniciativa buscará aprovechar y mejorar las capacidades complementarias de los países de la región para impulsar el desarrollo tecnológico en un sector estratégico.

Por Nadia Luna

Agencia TSS – Los países de América Latina y el Caribe enfrentan numerosas problemáticas estructurales vinculadas con las diversas brechas de desigualdad social. Estas brechas se producen y reproducen en todos los ámbitos, lo que hace que las poblaciones más vulnerables sufran en mayor medida el impacto de fenómenos globales, como sucede con el cambio climático y la pandemia por coronavirus. Pero, además de compartir problemáticas, los gobiernos de estos países también tratan sistemáticamente (a veces más, a veces menos) de construir lazos de integración regional para desarrollar soluciones conjuntas para los problemas compartidos.

Con el objetivo de aprovechar las sinergias para reducir las brechas tecnológicas, los gobiernos de México y la Argentina firmaron este 9 de octubre un acuerdo para crear la Agencia Latinoamericana y Caribeña del Espacio (ALCE). A través de una reunión virtual, los cancilleres de ambos países suscribieron la Declaración para la Constitución de un Mecanismo Regional de Cooperación en el Ámbito Espacial, y sentaron así las bases para la creación de la agencia. TSS habló con Diego Hurtado, secretario de Planeamiento y Políticas del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, y uno de los oradores durante el encuentro.

“Lo que se puede ver en América Latina y el Caribe es una historia de colaboración científico-tecnológica más vinculada a iniciativas de las comunidades científicas de nuestros países, pero no hay ejemplos de colaboración multilateral en lo que podríamos llamar sectores estratégicos. El sector espacial está considerado estratégico por la enorme cantidad de aplicaciones, que van desde las telecomunicaciones hasta la observación de la Tierra. En ese sentido, una agencia espacial sería el primer ejemplo en el cual América Latina demostraría que también es capaz de llevar adelante un proceso de integración regional desde la dimensión tecnológica, donde nuestros países puedan aprovechar y transmitir sus complementariedades”, explicó Hurtado.

La idea de crear esta agencia se mencionó por primera vez durante la Cumbre Espacial de las Américas, realizada en el año 2006 en Quito, Ecuador. Más tarde, la intención se repitió en otros eventos dedicados al sector, como el Congreso Internacional de Astronáutica (Guadalajara, México, 2016) y el Tercer Foro Internacional del Espacio (Buenos Aires, Argentina, 2018).

El 9 de enero de este año, durante la reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en la que México asumió la presidencia pro témpore, se redactó un plan de integración regional con 14 puntos, donde el primero establecía el objetivo de potenciar la cooperación aeroespacial con fines diversos. Posteriormente, en el encuentro virtual del 2 de julio, se generó una declaración conjunta sobre el uso del espacio, que constituyó el antecedente más reciente de la declaración firmada este viernes.

“Impulsar el sector espacial implica generar competencias diversas en otras áreas. Hablamos de sectores tecnologizantes, como decía (Jorge) Sabato, que producen efectos multiplicadores. Esto hace que los países de la región se puedan beneficiar desde muchos ángulos, como la incorporación de nuevas capacidades tecnológicas y la formación de profesionales: ingenieros e ingenieras, científicos y científicas, tecnólogos y tecnólogas”, dijo Hurtado.

Cualquier tecnología espacial, desde el desarrollo de un satélite hasta un lanzador, se caracteriza por la integración de sistemas. Un ejemplo de esto son los satélites argentinos SAOCOM 1A (lanzado en 2018) y 1B (lanzado el pasado 30 de agosto). La fabricación de estos satélites de observación de la Tierra, cuya misión es medir la humedad de los suelos, llevó dos décadas de trabajo repartido entre más de 900 trabajadores del sistema científico y 80 empresas, generando un derrame de capacidades en el entramado productivo que servirá para futuros desarrollos tanto en el sector espacial como en otras áreas de la industria.

Con respecto a los antecedentes de cooperación científico-tecnológica entre países de la región, Hurtado mencionó iniciativas bilaterales como el Centro Argentino-Brasileño de Biotecnología (CABBIO), al que pronto se sumará Uruguay y que pasará a llamarse Centro Latinoamericano de Biotecnología. También hay ejemplos de colaboración entre Brasil y la Argentina en energía nuclear, otro sector estratégico.

“En materia espacial, hay antecedentes de colaboración bilateral entre las agencias espaciales de los países, pero se trata de actividades no estructuradas por una política. En cambio, pensar en una agencia espacial regional permite dar un paso hacia proyectos de colaboración más ambiciosos, como el desarrollo de un satélite meteorológico latinoamericano, que es algo que ya se empezó a esbozar”, afirmó el funcionario.

El acuerdo fue firmado por el ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de la República Argentina, Felipe Solá; y el secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard. En el documento, se comprometieron a “celebrar consultas regulares para determinar la sede del mecanismo, su estructura administrativa, las normas para regular su operación, la metodología de trabajo, los esquemas de financiamiento y las distintas formas de cooperación”.

“Es un logro que no estábamos seguros de poder concretar por la pandemia, así que estamos muy contentos de firmarlo. La CELAC, al llevar adelante este proyecto, se prestigia y prestigia a todos sus miembros”, expresó Solá durante el evento. Por su parte, el canciller mexicano sostuvo: “No queremos hacer un organismo más, sino un instrumento que simbolice la voluntad y la eficacia de América Latina y el Caribe para lograr sus objetivos comunes. El siguiente paso será que esta declaración se traduzca en una Agencia. Vamos a demostrar que podemos tener un desarrollo tecnológico propio”.