Familiares de las víctimas del terrorismo de Estado recibieron las copias de los legajos reparados. Fue en una ceremonia que se hizo en el Centro Atómico Constituyentes, en la que participó la presidenta del organismo, Adriana Serquis

No hicieron abandono de servicio ni eran prescindibles: 22 trabajadores y trabajadoras de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) desaparecieron durante la última dictadura. El organismo avanza en la reparación histórica de sus legajos, para que quede asentada su condición de personas detenidas y desaparecidas. Ya fueron reparados cinco legajos y ahora se suman otros once, que este martes 10 de octubre fueron entregados a los familiares de las víctimas durante un acto en el auditorio Emma Pérez Ferreira del Centro Atómico Constituyentes.

Los legajos que fueron reparados este año son los de Graciela Mabel Barroca, Jorge Israel Gorfinkiel y Gerardo Strejilevich, del Departamento de Reactores Nucleares del Centro Atómico Constituyentes; Daniel Eduardo Bendersky, del Departamento de Materiales del CAC; Susana Flora Grynberg y Daniel Lázaro Rus, del Departamento de Combustibles Nucleares del CAC; Miguel Schwartz, del Departamento de Ensayos No Destructivos del CAC; Secundino Garay y José Luis Badillo, de Atucha I; María Cristina Onis, de las plantas químicas del Centro Atómico Ezeiza, y Miguel Ángel Gil, delegado gremial de ATE en la Regional Cuyo.

Este martes, sus familiares recibieron copias de sus legajos donde ahora está registrado que fueron secuestrados y desaparecidos. En el acto estuvieron presentes la presidenta de la CNEA, Adriana Serquis; el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla Corti; la secretaria de Coordinación Legal y Administrativa de la Jefatura de Gabinete de Ministros, Rita Tanuz, y Silvina Atencio, de la Comisión de Trabajo por la Reconstrucción de Nuestra Identidad. También participó Gabriel Corvalán Delgado, en representación de “Hermanos y hermanas que buscan” de Abuelas de Plaza de Mayo.

«Todos los actos de memoria que se hacen son valiosísimos y acá hay una gran persistencia a lo largo de los años. Desde 2012 hay una ley para esta reparación, así que aquí alguien fue persistente y lo consiguió. No alcanza con que las cosas estén en un papel, hace falta alguien que consiga hacerlas. En cada uno de estos encuentros uno ata hilos y entiende un pedacito más de la historia», expresó Nora Strejilevich, hermana de Gerardo, uno de los trabajadores de CNEA cuyo legajo reparado fue entregado durante el acto.

“Considero importante esta reparación de legajos porque es un hecho que permite hacer justicia, revelando la verdadera causa por la que trabajadores y trabajadoras de la CNEA fueron prescindidxs, desvinculados de la institución. Después de casi 10 años de búsqueda de información, finalmente se consignará en sus legajos que fueron detenidxs y desaparecidxs. Este acto nos permite preservar la memoria colectiva para que estos hechos no vuelvan a ocurrir en nuestra institución y en nuestro país”, expresó Bani Fernández, jefa del Departamento Gestión Integral de la Información Científica y Tecnológica del organismo y colaboradora del archivo de la Comisión de Derechos Humanos del Personal de la CNEA (CDHPCNEA).

En otro momento del acto se pasó un video con los rostros de las y los desaparecidos, su nombre y la dependencia de CNEA donde trabajaban. Luego las autoridades sellaron los once legajos reparados.

Al cierre, la presidenta de la CNEA Adriana Serquis destacó que se trataba de “un momento muy emotivo, donde cuesta tomar la palabra”. Luego expresó su “agradecimiento por el trabajo histórico de la Comisión de Derechos Humanos del Personal de la CNEA, porque conocemos su resiliencia: desde 1984 vienen en la lucha inquebrantable por la memoria, la verdad y la justicia. Las autoridades de CNEA no siempre fueron receptivas a esta lucha. En nombre de la CNEA vengo a pedirles perdón por la complicidad que esta institución tuvo con la dictadura y por la falta de cooperación en estos 40 años de democracia. Reparar estos legajos no es reescribir la historia, sino escribir lo que realmente pasó».

«La historia de nuestra institución vio pasar dictaduras, cesanteados, el desguace de los 90, nos mandaron a lavar platos… Si la CNEA sobrevivió a todo esto fue porque salimos a dar batalla cada vez que hizo falta. Estos compañeros y compañeras desaparecidos cuyos legajos hoy se reparan, luchaban por la defensa de la soberanía tecnológica y energética. Eso es lo que seguimos levantando como bandera», concluyó Serquis.

En qué consiste la reparación de legajos

La posibilidad de la reparación documental de legajos fue establecida por el decreto 1199/2012, que dispone la inscripción de la condición de detenido-desaparecido en los legajos de los trabajadores y trabajadoras que revistaban como agentes de la Administración Pública Nacional. Se trata de un acto de desagravio hacia las personas en cuyos legajos de personal figura que hicieron “abandono de servicio”, que fueron declarados “prescindibles” o que “fallecieron”, cuando en realidad fueron víctimas del terrorismo de Estado.

A partir de la reparación, se inscribe en el legajo de personal de las víctimas la verdad histórica. Se deja constancia de que no dejaron de ir a trabajar por su propia voluntad, sino que fueron secuestradas y desaparecidas. Sólo se incorporan a esta lista los nombres de empleados y empleadas que hayan sido reconocidas como víctimas del terrorismo de Estado por el Estado nacional.

En los casos de personas con legajos que aseguran que “renunciaron”, se registra que fueron forzados a esa renuncia por la persecución política porque de haber seguido yendo a sus sitios de trabajo podrían haber sido secuestrados y desaparecidos.

Durante la dictadura fueron secuestradas 32 personas que se desempeñaban en CNEA, dos de ellas mientras se encontraban en sus lugares de trabajo dentro del organismo. Hubo 10 que fueron pasadas a disposición del Poder Ejecutivo Nacional, 2 fueron asesinadas y 20 siguen desaparecidas.

Además, hubo 107 trabajadores de la institución a los que se les aplicó la Ley 21.274 de Prescindibilidad, por la que perdieron su puesto laboral. Otros 120 fueron cesanteados. Por la persecución institucional y política, renunciaron 370 agentes. En aquellos años, según se supo después, las autoridades de la CNEA tenían más de 500 legajos paralelos que daban cuenta de la ideología de las y los empleados.

Todos estos datos fueron recopilados por la Comisión de Derechos Humanos del Personal de la CNEA (CDHPCNEA), una agrupación creada en 1984 y reconocida como entidad de representación del personal de la CNEA en temas referidos a Derechos Humanos en febrero de 2023. Está formada por un grupo de trabajadores y trabajadoras de la institución que, con apoyo de los gremios del sector, busca que se conozca lo que ocurrió dentro del organismo durante la dictadura.

La CDHPCNEA trabaja en la recuperación y reparación de documentos, archivos y legajos de empleados y empleadas del organismo que fueron secuestrados o sufrieron persecución por razones políticas. Todo ese material fue organizado y digitalizado para asegurar su guarda y preservación. Actualmente, está siendo procesado para ponerlo a disposición de quienes lo requieran en el Archivo Nacional de la Memoria y el Repositorio Digital de CNEA.

La información recopilada sirvió para avanzar en la reparación establecida por el decreto 1199/2012. Los primeros legajos reparados en el marco de esa norma fueron los de los físicos Federico Álvarez Rojas, del departamento de Metalurgia del Centro Atómico Constituyentes (CAC); Antonio Anselmo Misetich y Roberto Ardito, del departamento de Física de la sede central de CNEA, la técnica química Rosa Delfina Costa y José María Estévez, del departamento de reactores del Centro Atómico Ezeiza.