Hoy en La nave de los curiosos vamos a escribir sobre la Singularidad Tecnológica. Es un homenaje a Ray Kurzweil, quien está cumpliendo sus primeros 75 años a pura creatividad y visión de futuro.
La importancia del pulgar
Si hay algo que antropológicamente nos diferencia entre las especies que habitan este planeta, es sin dudas, las posibilidades de transformación que nos brinda nuestro dedo pulgar. Pensar nuestro cuerpo como una máquina, implica también considerar sus mejoras técnicas y por lo tanto, las evoluciones que a lo largo de la historia tuvo, convirtiéndonos en una especie “erectus”.
Lo interesante es que el pulgar siempre estuvo para ayudarnos en esa evolución y para crear herramientas externas a nuestro cuerpo. El simple hecho de poder asir una rama y con ello, facilitarnos una extensión de nuestro brazo, ya es una evolución gigantesca con repercusiones en nuestra alimentación y por consiguiente en nuestra fortaleza física.
A lo largo de la historia, el pulgar ha hecho la diferencia entre la vida y la muerte en presencia de multitudes y también nos ha servido de señal de tranquilidad, de estar bien. El pulgar es una de nuestras fuentes de identificación hoy en día y por lo tanto de acceso o no a determinados escenarios, claro que para ello previamente, debimos alimentar una base de datos desde el momento de nuestro nacimiento y es allí donde nos vamos a parar para dar el siguiente salto tecnológico que creemos, será exponencial.
La imaginación al poder
Si bien cuando era pequeño, pude acceder a cortos animados en la tv de mi casa y a libros que en ese entonces se caratulaban de “ciencia ficción”, todos relacionados con avances utópicos en tecnologías y formas de vida, nunca pensé que sería protagonista de esa era.
Eran los tiempos en que los jóvenes hablábamos de la imaginación al poder como eslogan político, donde el presidente de un país nos desafiaba a llegar a la Luna en un cohete, de forma perentoria. Tiempos de imaginar un nuevo mundo y trabajar duro para lograrlo, muchos apostamos por la transformación a través del conocimiento y por consiguiente del diálogo, del pensamiento y el análisis, del hacer y del chequear, pero sin cambiar la premisa. Algo se logró.
Nos ayudamos del descubrimiento precisamente, de los números imaginarios, de una nueva forma de analizar la física, de reencontrarnos con el asombroso mundo de la ingeniería de materiales, de darle vueltas a la química y a ver de otra forma nuestros recursos, nos volvimos más audaces con la energía que nos envuelve por doquier.
La era digital transformó todo, pudimos reconstruir la Torre de Babel de la comunicación y los lenguajes dejaron de ser un problema, al igual que el transporte de una punta a otra del planeta en pocas horas; nuestras voces ya no solamente se escuchan más nítidas ahora, también perduran en buenas condiciones junto a nuestra imagen corporal. ¿Serán estos logros los que nos hace pensar en la inmortalidad?
Un gran paso para la humanidad…
Neil Armstrong en 1969 sabía que su paso como especie era pequeño, pero nos legó un mandato a las generaciones venideras: dar el siguiente
En lo que va del S. XXI no hemos parado de azuzar el crecimiento de la tecnología en todas sus variantes, ya sea en el campo de la bio, la nano o de la tradicional. El crecimiento ha sido exponencial, a una velocidad que supera incluso las predicciones de ciertos tecnólogos reconocidos.
Esta potenciación ha dado un salto cualitativo y cuantitativo en los últimos dos meses con la puesta sobre la mesa (del ordenador) de la inteligencia artificial. Venimos de trabajar duro en tecnologías disruptivas como las vinculadas a las realidades digitales, la blockchain, el metaverso y otras vinculadas a la ciencia.
Creemos que es momento de que cada persona comience a analizar profundamente las consecuencias de las decisiones que tomará de aquí en más en relación a su cuerpo y a su cerebro. Los invitamos a reflexionar sobre la importancia de la transformación de nuestro cuerpo, estamos a muy poco de realizar una actualización del mismo. Tendrá como toda actualización, sus ventajas y sus desventajas, pero lo importante a nuestro entender, está en la esencia que nos hace humanos.
Hace unos años atrás, alguien me dijo lo siguiente: “podrás descubrir el funcionamiento de los procesos biológicos y volitivos del amor, pero nunca sabrás de dónde saca su coraje”.
Ya muchas personas nos están hablando sobre “fusión humano/máquina; inteligencias generativas, modernidad líquida, neo o trans humanidad” y tantas otras; comienzan a formar parte de nuestro lenguaje cotidiano. Las inteligencias artificiales según nos adelantó Chris Meniw en una reciente entrevista para nuestro programa +Web3, en poco tiempo comenzarán a hacernos preguntas a nosotros y para ello debemos estar preparados.
Estamos en las vísperas de un nuevo gran paso para la humanidad, por eso los invitamos a seleccionar la información que en este mundo de infodemia nos acosa, pero por sobre todas las cosas, debemos convertirnos en trabajadores del concepto.
Pensar es urgente, porque:
“El futuro es ahora y las posibilidades son infinitas”.
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