Hace años que escuchamos y leemos sobre las crisis energéticas, ¿qué hay de cierto en ello?
Cada vez que alguien se acerca y me dice que en el planeta hay crisis energética, no dejo de esbozar una sonrisa para mis adentros, lo mismo me sucede cuando leo largas notas y sesudos análisis sobre el tema y no es porque yo sea un erudito ni mucho menos, sobre el tema en cuestión; la razón es muy sencilla: el universo es energía en diferentes expresiones.
La verdadera crisis radica en la escasez de conocimientos profundos para hacer uso de esa energía y que nos resulte beneficiosa en la utilización de la misma en otros aspectos de nuestra vida cotidiana, como por ejemplo, iluminarnos o transportarnos.
El crecimiento exponencial de la población planetaria, sumada al mismo o mayor aún, crecimiento de artículos con componentes vinculados a la electricidad, han hecho que de pronto nos encontremos en un cuello de botella entre el uso y la generación.
La respuesta a este problema siempre estuvo en el conocimiento y en el uso centralizado en pocas manos de dicho conocimiento, para la transformación de este elemento universal. Si entendemos que debemos dejar de ver la monopolización con buenos ojos y comenzar a vernos como una comunidad planetaria que es propietaria de su energía y por lo tanto, que debe ser descentralizada su generación y uso, nos percataremos que se abre una oportunidad enorme ante nuestros ojos y nuestra vida cotidiana.
Seguramente una gran parte de la población actual verá esto como algo muy malo para sus trabajos y finanzas y por lo tanto actuará para dilatar lo inevitable; esa no es nuestra mirada, ya que cuánto más se prolongue la generación de energía en pocas manos, peor para nuestro planeta y para nuestros humanos bolsillos.
Hace pocas horas escuché decir a un político sudamericano ligado a las empresas de explotación petrolera, que había que apurarse en secar los pozos petroleros porque apenas quedaba unos pocos años por delante para hacerlo y que la coyuntura de la guerra en Europa debía ser aprovechada económicamente. ¿Se habrá detenido un minuto a analizar su lamentable oratoria y las consecuencias de una conducta como la expresada?
Como expresó oportunamente Nicola Tesla, la energía debe ser gratuita y todas las personas del planeta debemos conocer cómo transformarla para los diferentes usos que queramos darle, de ésta forma tendremos una triple ganancia: conocimiento, ahorro de dinero y mejora en nuestra calidad de vida a través de la mejora climática, además de ser totalmente inclusiva. Los humanos primitivos aprendieron a compartir sus descubrimientos y a transmitirlos generación tras generación, eso posibilitó la evolución y una mejora sostenible de la calidad de vida; debemos rescatar precisamente eso que hemos dejado de lado en aras de la codicia.
Cuando los homínidos descubrieron el fuego (energía calórica) compartieron los conocimientos que vinieron con él, cuando años más tarde también descubrieron la forma de generar energía a través del agua y del viento, hicieron lo mismo, hoy cualquiera de esos descubrimientos por parte de nuestro entramado científico, está centralizado; tenemos una gran oportunidad de cambiar esta coyuntura y no debemos desaprovecharla.
La llamada Revolución Industrial, se produce a mediados del S XVIII (1760 aprox.) y es a partir de entonces donde cambia la ecuación y sorprendentemente, se deja de lado ciertos parámetros. Por ejemplo, suelo escuchar a mis amigos industriales quejarse de los costos energéticos y hasta hablan en los últimos tiempos de cursos sobre cómo ahorrar energía en sus procesos productivos. Siempre pregunto lo mismo, ¿cuántos cursos hacen para aprender a generar energía de una forma más barata? La respuesta ya la imaginan, ninguno. Ahí es precisamente donde está la clave del problema, han dejado de lado el conocimiento de la transformación energética y su diseminación planetaria.
Es tiempo de cambios y de oportunidades, de conocimiento y de descentralización, es tiempo de generar abundancia sustentable, sostenible e inclusiva.
Pensar es urgente, porque:
“El futuro es ahora y las posibilidades son infinitas”.
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