La desinformación se ha vuelto tanto industrial como armada

“El AIMS crea perfiles fingidos en Twitter, LinkedIn, Facebook, Telegram, Instagram, YouTube y Gmail con sus respectivos seguidores e interacciones. Además –para ser más creíbles– publican su participación en Amazon y validan su entidad con tarjetas de crédito, billeteras de bitcoin y cuentas de Airbnb. Su oferta incluye perfiles que se encuentran vinculados a números de teléfono, con posibilidad de ser verificados por SMS y WhatsApp. Luego de lograr la credibilidad se abren las posibilidades de manipular colectivos de opinión, sembrar noticias falsas, demonizar a candidatos, empresarios o periodistas.”  J. Elbaum
Emma Briant, investigadora del Bard College que estudia la guerra de la información dice: “Hay muchas empresas que se especializan en ese tipo de cosas. Y creo que es realmente dañino porque muy a menudo es muy difícil para las personas localizar información confiable porque simplemente ya no es visible”.
Con la excusa de la telemetría, se rastrea todo lo realizado en los equipos donde está instalado determinado software y la información se comparte con otras empresas con fines comerciales Más del 40% de los “internautas” son bots malignos…

Hola navegantes!!!

En otra oportunidad hemos escrito sobre la maravillosa herramienta que logramos construir, la moderna Torre de Babel a la que bautizamos con el nombre de Internet.

Todos los navegantes de esta tela universal sabemos de las grandes ventajas que nos proporciona y nos hemos esmerado notablemente en los últimos años a dotarla de mejoras sustanciales. Una de estas mejoras más recientes es la todavía en construcción Web3, desde donde aspiramos a recuperar la privacidad y la propiedad de nuestros datos.

Gran parte de la sociedad que trabaja día y noche sobre esta autopista informática busca y crea información para ser compartida con el fin de aumentar nuestros conocimientos, por lo tanto, la adulteración de los datos la creación de falsos positivos y todo tipo de sesgo, es considerada un ataque directo a nuestros deseo de conocimiento real sobre los temas que nos interesan.

Con el auge en los últimos tiempos de tecnologías tan disruptivas como la Realidad Virtual, la Inteligencia Artificial o la Blockchain, queda en claro que lo que está en juego es el concepto de credibilidad.

La credibilidad no se puede negociar

El pilar fundamental sobre el cual se asienta toda la ciencia y la tecnología es el de ser creíble y por lo tanto funcional a la sociedad donde se las aplica. Como ejemplo: si una investigación sobre anticuerpos no es creíble, todo lo que se construya sobre la misma, será dudoso, ya que su origen es espurio.

Internet es posible, porque es una herramienta que ha validado sus bondades de comunicación en todo el planeta y a partir de allí, nos esforzamos para mejorarla y expandirla.

Cuando aparecen bajo cualquier circunstancia, actores que desean trastocar el propósito para la cual fue diseñada y por el cual se utiliza, es momento de denunciarlos y exponerlos sin importar los intereses que digan proteger, ya que afectan el bien común y la base de nuestra confianza.

Como sociedad debemos trabajar no solamente en el desarrollo de nuevas y mejores herramientas que nos ayuden en la vida cotidiana, sino que debemos saber distinguir cuáles son las tecnologías más convenientes a nuestros propósitos, siempre con la inclusión mayoritaria como premisa.

Toda vez que se utilizan las tecnologías para alterar o confundir nuestros pensamientos, estamos siendo atacados en nuestra percepción de la realidad y por lo tanto en nuestro estado de conciencia. ¿Cómo podemos pensarnos humanos si los datos que ingresan en nuestro cerebro son erróneos?

La neurociencia nos ayuda a comprender los procesos que ocurren en nuestro cuerpo al ser alterados por información proveniente del exterior, pero ¿qué sucede si esa información está manipulada? Cuando hablamos de ética en el entorno de la ciencia y la tecnología, estamos hablando sobre las consecuencias inmediatas y futuras que nos ocasionan los descubrimientos y la adopción de ciertas herramientas, es por ello que cada día se incrementan los esfuerzos de priorización en torno a estos temas tan sensibles.

Toda empresa y todo laboratorio de investigación, así como nuestra sociedad en su conjunto, debemos priorizar los principios éticos, ya que en ellos están nuestra supervivencia como especie y por lo tanto, deben ser motivo de discusión profunda, algo que por el momento no logramos visualizar; quizás están ocultos tras una espesa niebla de infodemia paralizante.

Pensar es urgente, porque:

 “El futuro es ahora y las posibilidades son infinitas”.

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