En Latinoamérica, ya podemos observar un mercado tradicional del hidrógeno llevándose a cabo. ¿Qué cambios podemos esperar al 2050?
Fuente: Energía Estratégica
La economía del hidrógeno está generando un cambio radical en el desarrollo de nuevos proyectos de energías renovables en Latinoamérica.
Empresarios argumentan que la necesidad de lograr competitividad los estaría llevando a diseñar “gigaproyectos” para ejecutar en un futuro no tan lejano en esta región. ¿Cómo lo llevarían a cabo?
Entre los que sostienen que esto será un cambio progresivo y modular, Jesús Abril Medina, gerente de desarrollo de negocios en la región para Siemens Gamesa, reflexionó:
“Empezaremos con proyectos piloto (como los que estamos viendo ahora), pasaremos a proyectos desarrollados de 100 o 300 MW y llegaremos a clusters de energías renovables de varios gigavatios para el desarrollo de hidrógeno”.
¿Cuándo se harán? Desde la óptica de Medina, en 4 o 5 años veríamos plantas renovables de 50 MW para la producción de hidrógeno y de aquí se escalaría para que en 7 u 8 años nos acercaremos a alternativas más grandes de unos 300 MW que realmente tengan producciones competitivas con valores cercanos a los US$ 2 por kg.
Lo que llegaría a complicar los números es sumarle la compresión, almacenamiento y la logística del hidrógeno verde. Por eso, aún queda mucho por trabajar.
“Se buscará tener factores de planta lo más nivelados posible para que se pueda amortizar el electrolizador de la mejor forma posible”, indicó el referente de Siemens Gamesa.
Durante su participación en un panel de debate de Latam Future Energy denominado “Competitividad de las energías renovables como motor del desarrollo del hidrógeno verde en Latinoamérica y el Caribe”, el empresario consideró:
“En los proyectos renovables cambiará el sentido del negocio. Antes, estábamos supeditados a la disponibilidad de conexión física. Ahora, más proyectos tendrán cabida porque la demanda de energía necesaria para el hidrógeno no estará supeditada a la red”.
En el caso de plantas de consumo local de hidrógeno que no puedan estar cerca de las renovables, la tecnología de blockchain iría a tener un factor principal para acreditar la procedencia verde de la energía.
“Se van a poder hacer varios PPA bilaterales entre plantas renovables que puedan suplir en distintas horas la demanda y con blockchain acreditar que tanto la energía que llega al electrolizador como la electricidad que se produzca sea verde.
“Eso será un mercado importante porque no toda la producción de hidrógeno podrá ser para exportación. La pequeña producción de hidrógeno para consumo local, uso en el transporte y aprovechamiento en fertilizantes tendrá que ser así y el blockchain será importante”, reforzó el empresario.
Según relevó Medina, en el 2020, Latinoamérica consumió aproximadamente el 3% del hidrógeno mundial. Este sería sólo el comienzo para una industria que persigue lograr los costos más competitivos en menos de 20 años.