La empresa VENG firmó un convenio con su par europea e-GEOS para comercializar las imágenes de los satélites SAOCOM en todo el mundo. Buscan aprovechar sus capacidades ociosas para ofrecer productos de alto valor agregado en el ámbito de la agricultura y la prevención de desastres, entre otras aplicaciones.
Por Matías Alonso
Agencia TSS — El Satélite Argentino de Observación con Microondas (SAOCOM) es casi único en su tipo en el mundo: cuenta con una gran antena –de 35 metros cuadrados–, que posee un radar de apertura sintética (SAR, en inglés) en banda L. El SAOCOM 1B fue lanzado el año pasado por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) y es igual al 1A, lanzado en el año 2018.
Junto con el ALOS, de Japón, son los únicos satélites en el mundo que tienen este tipo de antena radar. Se trata de satélites que dan la vuelta al mundo cada una hora y media, y que son capaces de detectar el nivel de humedad del suelo y objetos de la superficie de la Tierra y hasta dos metros de profundidad, dependiendo de los materiales detectados.
Una de las misiones de los SAOCOM es crear un mapa de humedad de la Pampa Húmeda, que puede ser un insumo muy útil para el agro así como para control de inundaciones, entre otras aplicaciones. Además, la información que aportan los SAOCOM permite hacer un seguimiento de la flota de barcos que pesca en la zona limítrofe con el Mar Argentino y evitar incursiones ilegales de barcos extranjeros sin permiso de pesca. El año pasado también ayudaron a la navegación del rompehielos Irizar, al guiarlo por una ruta entre los hielos antárticos.
Los SAOCOM forman parte de la constelación SIASGE que, en conjunto con los satélites Cosmo SkyMed de Italia, dan información para la gestión de emergencias. Mientras los satélites están recorriendo otros puntos de la Tierra que no demandan información, quedan capacidades ociosas que pueden ser comercializadas, generando así una exportación de alto valor agregado que permitiría el ingreso de divisas al país.
La empresa VENG, controlada por la CONAE, firmó un convenio con su par europea e-GEOS, para vender las imágenes del SAOCOM a clientes de todo el mundo. La empresa e-GEOS es propiedad en un 80% de Telespazio, una compañía privada, y el resto pertenece a la Agencia Espacial Italiana. Esta firma es la encargada de vender los productos de los otros satélites de la constelación a la que pertenecen los SAOCOM, los Cosmo SkyMed.
Las imágenes de radar tienen una complejidad que hace que no pueda entregarse el producto en crudo, sino que deba ser necesario hacer diferentes procesamientos de acuerdo con las necesidades de cada cliente. Hay productos, también llamados escenas de nivel 1, que son similares a una fotografía, y otros más complejos como los mapas de humedad o las interferometrías, que consisten en varias imágenes de un mismo punto tomadas en diferentes momentos y luego comparadas para detectar cambios.
José Luis Randazzo, gerente general de VENG, explicó lo siguiente: “Los productos satelitales con información provista por radar son complejos, no es como una foto que se obtiene de un satélite con sensores ópticos. Entonces, las aplicaciones requieren de un conocimiento técnico con cierto nivel para empezar a generar distintos productos y aplicaciones, o servicios a partir de esa información. Estamos en el inicio del ciclo de vida del producto y por eso era tan importante tener una alianza con un peso pesado del mercado, porque ellos ya tienen los canales abiertos con los que son los consumidores de esta información a nivel mundial, que generalmente terminan siendo gobiernos de determinados países a los que, para llegar hasta ellos, hay que tener presencia y constancia”.
La capacidad de los satélites de poder observar toda la Tierra permite obtener una cobertura de múltiples países para luego comercializar esa información. “En Oceanía y en Asia hay mucho movimiento de suelo, y la información provista por los SAOCOM permite contar con un servicio para detectar movimientos de terreno en forma temprana que puede ser crucial, pensando en salvar vidas, pueblos o ciudades”, contó Randazzo. Y agregó: “Necesitamos ganar la confianza de las empresas para que consideren contar con la información de los SAOCOM. Tienen que saber que van a contar con ese servicio y que, más allá de la calidad del satélite, que ya está probada, está la calidad del servicio, y que VENG puede ser un proveedor estratégico de su cadena de valor”.
En el área de Defensa, parte de los servicios de los SAOCOM se usan para el monitoreo marítimo y también para detectar movimientos de suelo. “La banda L tiene capacidad para penetrar vegetación y poder medir la humedad. También sirve para seguir manchas de petróleo en los lugares a donde hay plataformas marítimas petroleras, o para ver el movimiento de hielos en los polos. Dado que hay mucho tráfico de Europa a América por el Polo Norte, ahí el SAOCOM se vuelve una valiosa fuente de información”.
La CONAE, por su parte, tendrá la potestad de contar con la información de los satélites, de los cuales es la propietaria, en caso de que quiera ofrecerlos de una forma no comercial. Es decir, que puede generar convenios con agencias de otros países que quieran contar con la información generada por estos satélites por convenios de reciprocidad u otros mecanismos.
Ante la consulta a Randazzo sobre cuánto podría recaudarse con la venta de estos productos, el funcionario respondió: “Hay estudios de mercado que hemos hecho con e-GEOS como socio distribuidor. El mercado de información satelital viene creciendo mucho año tras año. No me parece apropiado decir cuáles son las estimaciones del mercado, pero para ser una actividad complementaria a la misión, que tiene su justificación y su valor pensando en sus aplicaciones, esto es un plus que nos vincula con el mundo, que nos abre una puerta”.
VENG también tiene a su cargo el desarrollo del programa de los vehículos de acceso al espacio, cuyo protagonista es el Tronador II. El proyecto ya sufrió diversas etapas de retraso en los ensayos previstos para probar diferentes sistemas, y el Gobierno anterior no lo consideraba prioritario. Según Randazzo, “En el último año, con el Gobierno actual, el proyecto Tronador recobró prioridad. La verdad es que el proyecto tuvo un impulso muy fuerte entre 2013 y 2015, que llegó prácticamente hasta 2017, y después el proyecto se ralentizó por cuestiones presupuestarias, ni más ni menos. Hubo que hacer malabares para sostener las capacidades, tanto propias como de proveedores. Lamentablemente, esto tiene un costo que es difícil de recuperar. Con un plan intermedio se pudo madurar el avance tecnológico y trabajar en el desarrollo de estructuras, en el tanque, en aviónica y propulsión. No trabajamos, por una cuestión presupuestaria, en todo el proyecto en sí, pero sí se enfocó en tecnologías habilitantes, en no perder el tiempo y mantenerse esperando a que vuelva el apoyo político y que se pudiera poner el desarrollo del lanzador como prioridad”.